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1-De El Comandante - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=7631738 (modificamos la imagen subrayando los elementos que son de mayor importancia) 2- Aztec Calendar CC BY 4.0 de Henry Chi (las siguientes imágenes son capturas de el trabajo publicado en Sketchfab.com).
En un
tamaño más reducido, enmarcado en figuras cuadradas, se nos representan las 4
eras cósmicas previas a la 5ª creación. Eras donde existía humanidad, animales,
plantas, y donde los dioses ya ejercían su poder con el fin de ser venerados
por su propia obra, es decir, por los humanos.
La
divinidad Ometeótl es una figura dual
donde se concentran las esencias divinas de Ometecuchtli
y Omecíhualt, conformando así al Dios
de toda la Creación y de la Vida, aunque se podría decir que esta vida fue
otorgada por la obra de esta divinidad primogenia, Tonacatecuchtli, dios de la fertilidad, y Tonacacíhuatl, diosa del sustento.
De
estas dos figuras, símbolo de fertilidad y otorgantes de vida, surgen las
cuatro divinidades que regirán las distintas eras cósmicas mexicas: Tezcatlipoca, Huiztilopotchli, Tláloc y
Xipe Tótec.
Cabe indicar, primeramente, que existen
diversas fuentes que narran este mito, compartiendo una idea común, aunque con
elementos diferentes, como es la denominación de las eras e incluso el número
de eras. La primera de las etapas o Soles se representa en el glifo superior
derecho, y consiste, según lo recogido en Historia de los mexicanos por sus
pinturas, en la creación de un sol brillante por medio de la obra de Tezcatlipoca, configurando el Ocelotonatiuh o Sol Jaguar, un sol que
se mantendrá iluminado mediante el ascenso de este dios al cielo para iluminar
a todo aquello que había sido creado durante 676 años. Dentro de la obra
de los dioses, encontraríamos a la humanidad, dividida en macehuales y en gigantes.
El fin de este “reinado” de 676 años se dará cuando Quetzalcóatl ascienda al cielo para derribar a Tezcatlipoca, quien se transformará en Jaguar y convocará al resto de estos felinos para acabar con toda la humanidad existente hasta el momento.
Ocelotonatiuh De esta forma, se establece el segundo Sol o Ehecatonatiuh, donde Tezcatlipoca, enfurecido por lo que
había hecho Quetzalcóatl, acosaba
constantemente a estos nuevos humanos que habían sido creados en un instante en
el que se vivía un momento de paz,
prosperidad y abundancia, logrando, finalmente, tras los 676 años en los que se
prolonga la era de Quetzalcóatl,
destronar a la serpiente emplumada. No obstante, el triunfo de Tezcatlipoca va acompañado de un
cataclismo provocado por la caída de Quetzalcóatl,
que produce un enorme huracán que deriva en la extinción de casi la totalidad
de la humanidad. Aquellos humanos que habían sobrevivido se habían convertido
en chimpancés. Ehecatonatiuh El nuevo dios que se erigirá al sol será Tlaloc, dios de la lluvia y del agua,
permitiendo devolver la vida a aquellas tierras que habían quedado desiertas
tras el último cataclismo. No obstante, el sol Quiauhtonatiuh se
desarrollará a lo largo de 364 años hasta que Quetzalcóatl y Tezcatlipoca
comienzan a conspirar contra Tlaloc. Además,
en este momento, se recoge que los humanos habían perdido respeto por los
dioses y por aquellos valores y aspectos morales que se les habían impuesto.
Quiauhtonatiuh
Así, la tradición indica que Quetzalcóatl convocó a
Hueueteótl-Xiuhtecuhtli para pedirle la destrucción de aquella humanidad, de
forma que este dios se convirtió en un volcán cuya lava, fuego y cenizas que
acabarían con la vida creada, aunque algunos humanos sobrevivieron
convirtiéndose en guajolotes o pavos.El nuevo sol será entregado a Chalchiuhtlicue, una diosa que está muy
relacionada con Tlaloc, siendo su
contraparte femenina, y durante el Cuarto Sol o Atltonatiuh provocó un gran diluvio que había inundado todo el
mundo, provocando que los macehuales se convirtieran en peces. No obstante, algunas tradiciones indican que Tezcatlipoca había advertido a dos
humanos llamados Tata y Nene, de la inundación que estaba
planeando la diosa Chalchiuhtlicue.
Así, les encomendó la tarea de refugiarse en el interior del tronco de un
árbol, y que entre los dos devorasen una mazorca de maíz. Una vez finalizada la
orden que les había impuesto el dios, el diluvio había finalizado, por lo que
salieron del tronco y se alimentaron de unos peces próximos al lugar en el que
se encontraban, provocando la furia del dios, quien los castigaría
convirtiéndolos en perros.
Atltonatiuh
Sea como fuere, ya no quedaba ningún humano o
macehual en la faz de la tierra. Ante
esta problemática, los dioses se plantean la posibilidad de viajar al
Inframundo o Mictlán para recuperar
los huesos de aquel primer macehual.
El protagonista que realizará esta expedición será Quetzalcóatl, quien conseguirá reunir los huesos de este primer
humano, pero Mictlantecuhtli persigue
a la serpiente emplumada para evitar que consiga escapar con los huesos, aunque
únicamente logra fragmentarlos.Pese a los daños que había hecho el señor del
Inframundo, Quetzalcóatl logra,
realizando un autosacrificio consistente en la punción de su pene, arrojar la
sangre que comenzó a salir de su herida para otorgarle vida a aquellas figuras
de hueso que había modelado. Así acabaría oficialmente el sol de Chalchiuhtlicue, y los dioses otorgan Nanahuatzin y a Tecciztécatl el deber de emerger como nuevo sol. Cuando todos los
dioses se reúnen en Teotihuacán para ver como nace un nuevo sol, Nanahuatzin
realiza su tarea al lanzarse a la hoguera acompañando del águila. Después de sacrificarse,
Tecciztécatl no aparece, y Nanahuatzin emerge como un Sol que
permanece inmóvil (algo que causa la sorpresa de todos los dioses), y pide a las
divinidades presentes que realicen sacrificios para que inicie su movimiento.
Ante las demandas del sol, Huitzilopochtli
y Tezcatlipoca (entre otros), se
arrojan a la hoguera divina para lograr que el nuevo sol, Tonatiuh, inicie ya
su movimiento. Es en este momento en el que Tecciztécatl aparece en escena, ya con
la hoguera extinguida, pero pide que sea arrojado al cielo. Una vez es lanzado
a los cielos, su viaje concluye en aquella zona que no queda iluminada por el
sol, en las oscuridades de la noche, por lo que emerge así como la Luna. El mito corona así con este nacimiento del 5º
Sol o Tonatiuh, era cósmica en la que vivimos actualmente, la era del Sol de Movimiento,
una era que está destinada al colapso mediante el movimiento del propio
planeta, es decir, mediante terremotos. Tonatiuh
Como podemos ver, si habéis leído el artículo
relativo a Coyolxauhqui, hay mucha
información que difiere de lo aquí narrado, ya que vemos que según este mito, Huitzilopochtli no nace de Coatlicue. Otras fuentes, por ejemplo,
representan a Tecciztécatl como un
dios cobarde, cuyo miedo hizo que otros dioses se burlasen de él y que no
pudiese erigirse como el nuevo sol. Todo lo que se explica procede de distintas
tradiciones, por lo que sí, muchas veces la información resulta contradictoria,
o bien existen distintas versiones del mismo hecho. Iago Pereira López
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