Uno de los hallazgos más importantes de la cultura azteca o mexica, es el descubrimiento de un gran monolito de más de tres metros de diámetro conocido como “Monolito de Coyolxauhqui”. Esta obra escultórica, encontrada a finales del siglo pasado, muestra una representación de la diosa Coyolxauhqui descuartizada, con las extremidades superiores e inferiores, además de la cabeza, separadas del torso, y acompañada de una serie de símbolos asociados con esta divinidad.
Imagen tomada de NeoMexicanismos. |
El origen de esta representación cruel se remonta al nacimiento del dios Huitzilopochtli. Coatlicue, diosa de la fertilidad y madre de estos dos dioses protagonistas del mito de la muerte de Coyolxauhqui (otras tradiciones apuntan a que Omecíhuatl y Ometecuhtli fueron los padres de Huitzilopochtli), y de los Centzon Huitznáhuac o cuatrocientos surianos.
El mito consiste en el embarazo de la diosa madre Coatlicue, quien se encontraba en Coatepetl, algo así como Montaña de la Serpiente, próximo a Tula-Tollon. Mientras ejercía su tarea de barrer el templo, recibió con sus manos un penacho que guardaría para sí misma, integrándose las plumas con su pecho y quedando embarazada místicamente. Ante este acontecimiento, Coyolxauhqui acude con sus hermanos a la ubicación donde entonces se encontraba su madre, a la que culparon de deshonra y de procrear con un desconocido, para acabar con su vida y con la del ser que poseía en su vientre.
Captura de pantalla de la obra de Bernardino donde se muestra a Huitzilopochtli venciendo a los Centzon Huitznáhuac. |
Y el dicho Cuahuitlicac,
subió a la sierra a decir a Huitzilopochtli,
como ya venían los dichos indios cetzonhuitznahua,
contra él a matarle.
Y dijo el Huitzilopochtli, respondiéndole:
Mirad bien a dónde llegan:
y díjole el dicho Cuahuitlicac,
que ya llegaban a un lugar que se dice Tzompantitlan:
y más preguntó el dicho Huitzilopochtli, al dicho Cuahuitlicac, diciéndole.
¿A dónde llegan los indios cetzonhuitznahua?:
y le dijo el Cuahuitlicac,
que ya llegaban a otro lugar que se dice Coaxalpan.
Y más otra vez preguntó, el dicho Huitzilopochtli, al dicho Cuahuitlicac, diciéndole.
¿A dónde llegaban?;
y respondió diciéndole:
Que ya llegaban a otro lugar, que se dice Apetlac.
Y más le preguntó, el dicho Huitzilopochtli, al dicho Cuahuitlicac, diciéndole.
¿A dónde llegaban?
y le respondió diciéndole,
que ya llegaban al medio de la sierra.
Y más dijo el Huitzilopochtli, preguntan al dicho Cuahuitlicac.
¿A dónde llegaban?;
y le dijo,
que ya llegaban y estaban muy cerca:
y delante de ellos venía Coyolxauhqui.
Fuente tomada de World Digital Library: Biblioteca Medicea Laurenziana, The World of the Aztecs in the Florentine Codex, (Mandragora: 2007).
Mediante este acontecimiento mítico se puede establecer una relación artística al aparecer el monolito vinculado con el conjunto arquitectónico del Templo Mayor de Tenochtitlan, justo en la base de la pirámide. De esta forma, podemos ver cómo los escultores y arquitectos siguieron un programa iconográfico muy adecuado donde trataron de plasmar en la realidad este mito, constituyéndo a los templos gemelos como la materialización del propio mito.
En el conjunto nos encontramos así con los restos de Coyolxauhqui, derrotada y descuartizada por su hermano recién nacido, a los pies de la escalinata, y ascendiendo por los verticales escalones, acabaríamos topándonos con el templo de Huitzilopochtli, siendo un claro reflejo de esta representación del cosmos mitológico azteca, ya que si bien el mito concluye con la victoria de Huitzilopochtli, la realidad muestra un templo majestuoso que surge sobre el fracaso del intento de traición y asesinato de Coyolxauhqui.
Yendo un poco más allá, remontándonos a la época de la conquista española, vemos cómo se pudo aplicar este mito en la práctica, donde aquellos intrusos (españoles) que llegaban a Coatepetl (Templo Mayor de Tenochtitlan), correrían la misma suerte que tuvo en su día Coyolxauhqui, aunque el desarrollo y la conclusión no serían los mismos.
Iago Pereira López.
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