El inicio del reinado de los reyes católicos se enmarca dentro del siglo XV, siglo que marca el fin de la Edad Media y el inicio de la Edad Moderna. Crean un nuevo estado, que será el germen de la futura monarquía hispánica, sucediendo al estado medieval. En el 1469 casan Isabel y Fernando, siendo una boda que se llevó a cabo en secreto porque suponía la unión de un noble castellano con un aragonés. Isabel era pariente del rey de Castilla, mientras que Fernando era el hijo del rey de Aragón, por lo que los dos podían aspirar a sus tronos y eran conscientes del gran poder que alcanzarían en sus manos.
En 1474 muere Henrique IV, e Isabel hereda el trono, aunque tiene que enfrentarse ante Juana Beltraneja, hija de Don Beltran de lana Cueva, que reclama los derechos de la corona aunque no sea familiar del rey. De este modo, se produce una guerra civil en Castilla que durará hasta 1479, con la victoria de Isabel y se proclama monarca. En ese mismo año, Fernando hereda el trono aragonés, y los dos monarcas juntan las coronas, siendo una unión dinástica y personal fruto del matrimonio, que había funcionado hasta que este se rompa. Con la rotura del matrimonio, la unión se rompe, pero mientras dure la unión, los reyes serán corregentes y se dividirán las tareas de gobierno.
Los nuevos reyes tenían 3 objetivos: conseguir la unificación territorial conquistando el Reino de Navarra y el Reino Nazarí de Granada, llevar a cabo una política matrimonial, casando sus hijas con portugueses e ingleses, aislando a Francia, y finalmente, buscan la unificación religiosa en el territorio, siendo el catolicismo a religión predominante. En 1492 se expulsan a los judíos pero los musulmanes seguirán conviviendo con los cristianos. Forman una monarquía autoritaria, una monarquía moderna, tomando medidas de reorganización política y administración para aumentar el poder de los reyes frente a los nobles y la Iglesia.
Se desparrama la idea del cargo de virrey en aquellos territorios con trazos propios y que necesitaban de un representante del rey en ellos. Los reyes reforman la justicia, crean cancillerías y audiencias (tribunales permanentes profesionalizados que ejercían la justicia en un territorio). Se crean los corregidores en el ámbito urbano y se encargarán de la administración de la justicia y del gobierno de la ciudad. La Santa Hermandad será utilizada como instrumento de represión contra la inseguridad. La corona buscará apoyo en el ejército y para eso pagará sueldos a los soldados, de forma que crean un ejército profesionalizado.
Las cortes son mantenidas, pero su poder es limitado. Este poder pasa a las manos de los consejos, que juran lealtad al rey y aprueban subsidios extraordinarios. Crean un cuerpo de embajadores para potenciar la actividad política con los países vecinos. Los nobles feudas, que vieron reducido el suyo poder, se convertirán en cortesanos y apoyarán a los reyes. Los monarcas quedan por encima de la Iglesia y de la nobleza, lo que les permite nombrar obispos y abades con permiso del papa. Reformarán la vida de los monasterios y se apropiarán de las rentas.
En 1504 fallece Isabel, por lo que la unión dinástica y personal se rompe. Por eso, Fernando marcha a Aragón, dejando de ser rey de Castilla, título que alcanzará Doña Juana, teniendo Aragón y Castilla dos reyes distintos de nuevo.
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